Frases de la película Saint Maud
Querido Dios, cuídame mientras me embarco hacia mi próximo destino. Creo que mañana debo levantarme a las seis. El dolor de estómago persiste y ahora se ha agravado por la menstruación. Tomé dos ibuprofenos y leche de magnesia. Persona mi impaciencia pero espero que pronto reveles el plan que tienes para mí. No puedo dejar de pensar que debes haberme reservado para algo más importante que esto. No es que me esté quejando ni nada. Amen.
- Tu habitación es arriba a la izquierda. Su majestad está durmiendo una siesta.
- ¿Cómo es ella?
- Bastante hija de puta. Que te diviertas.La investigué antes de venir. Bailarina, coreógrafa, una celebridad menor. Como sabes, no me gustan las personas de tipo creativo porque suelen ser bastante egocéntricas.
- ¿Cuál es tu santo?
- María Magdalena.
- No sabía que hacían collares de ella.
- Lo compré por internet.- Disculpe, señorita. ¿Me da unas monedas, por favor? Gracias, querida.
- Hace mucho frío, ¿no?
- Que Dios te bendiga y que nunca desperdicies tu dolor.
- ¿Qué?
- Nada. Que Dios te bendiga a ti también, corazón.- Quédate conmigo. No quiero estar sola. ¿Hace cuánto haces esto?
- Poco más de un año.
- ¿Qué hacías antes?
- Trabajaba en el hospital Santa Afra.
- Un lugar horrendo. ¿Viste muchas muertes?
- Sí.
- ¿Por qué te fuiste?
- No sé, necesitaba un cambio. No lo sé. Creo que estaba sobrecargada de trabajo. Y que eso era lo que Dios quería. Cuando Él llegó, todo cambió.
- ¿O sea que es una conversión reciente? Cuando oras, ¿recibes respuesta?
- A veces Él habla.
- ¿Oyes Su voz?
- La mayoría de las veces es... es como si Él estuviera físicamente en mí o alrededor de mí. Así es como me guía. Digamos que, cuando está satisfecho, es como un... como un escalofrío o... a veces es como un latido. Y es todo placentero y acogedor. Y Él está ahí.- Ya nada parece real. Desde que me mudé aquí no dejo de pensar en el último momento y me pregunto... ¿Cómo será? ¿A qué estaré mirando? ¿Habrá alguien conmigo? ¿Y luego qué? ¿Nada? ¿Me dirás que estoy equivocada?
- Hay más. Y no solo después. Él está en todos lados. Él te ve. No te dejará caer.
- Mi pequeña salvadora.- Querido Señor, aquí está Amanda. Bueno, eso ya lo sabes. Gracias por reunirnos, Señor. Y gracias por esta comida que recibimos con gratitud. Bendice el cuerpo de Amanda que en estos momentos está sufriendo pero que ha hecho tantas cosas maravillosas. Y bendice su mente que está envuelta en tinieblas y acércate a ella como lo hiciste conmigo. Amén.
- ¿Está aquí? También lo siento.- ¿Carol? Hola. Necesito hablar contigo.
- ¿Sí? ¿Qué sucede?
- Quiero que dejes de ver a Amanda.
- ¿Qué?
- Simplemente déjala en paz.
- ¿Ella te pidió que hicieras esto?
- No, te lo estoy diciendo yo. Es un momento importante para ella. Tiene cosas importantes que hacer y necesita estar enfocada. Y no creo que puedas encajar más en eso.
- No sé de qué estás hablando, pero estoy segura que la vida sexual de tu paciente no es asunto tuyo.
- Sé que te está dando dinero.
- De nuevo, no es de tu maldita importancia.
- Mira, estoy tratando de ser respetuosa. No te he insultado ni nada. Yo sólo... yo sólo pienso que no es buena idea.
- Por favor. ¿Respetuosa? Simplemente no te gusta que se coja mujeres.
- Por mi podrías tener una pija de 20 centímetros. Te lo seguiría diciendo después de cómo la miraste.
- Vaya. ¿Qué te pasa?
- Por cierto, ¿qué fue eso? ¿Crees que eres buena para ella? ¿Crees que es una broma?
- Por supuesto que no.
- Amanda se está muriendo. Tengo la responsabilidad de cuidarla. Esto es sobre la vida y la muerte. Es espiritual, en otro nivel. Sin rencores. Estoy segura que eres genial en la cama. Pero en este momento sólo eres una pérdida de su tiempo.
- ¿Puedes oírte? Maud, eres su enfermera.
- Ella no quiere que lo veas, pero en este momento es vulnerable. Y no está bien que pase sus últimos días alterada por una tonta que no se preocupa por ella.
- Me preocupo por ella.
- No lo suficiente. ¿Qué estás haciendo?
- Me voy.
- Bien, ¿Entonces lo harás?
- Lo que tú digas, Maud.- Ahí está mi pequeña Santa. No, no. Cariño, no, no, no. Sabes que no debes tomar nada de lo que digo en serio. Sólo quiero verte más relajada. Eres una joven hermosa y deberías divertirte mientras puedas.
- Tengo cosas más importantes en mi cabeza.
- Sí, por supuesto. ¿Cómo podría la mera frivolidad humana competir con el cálido corazón del padre celestial latiendo--Dios todo lo que siento de ti ahora es este dolor... un ardor persistente. Tal vez sean úlceras, cáncer o apendicitis. Si estás intentando enseñarme algo... no puedo ver lo que es. Francamente, todo parece un desperdicio. Estaba lista, abierta y viva y esta es mi recompensa: No apta para trabajar desocupada. Quizás no fuiste tan sabia como pensaba. Quizás no estaba prestando suficiente atención. No puedo evitar sentir que ocurrió un acto de despecho. Si así tratas a tus súbditos más leales me estremece pensar lo que les espera a quienes te evitan.
- ¿Te importa si me siento?
- Claro que no.
- ¿No trabajas en St. Afra?
- No, no. Soy enfermera particular.
- Claro.
- Una amiga trabaja en St. Afra y me preguntaba si la conocías. Sus uniformes son azules. Sinceramente, tengo mucho respeto por cualquier profesional de la medicina. En todas las áreas. Pienso que es lo más importante que puedes hacer con tu vida, de hecho.
- Gracias. Es muy dulce. Si, puede ser muy gratificante. Eso sí, no tan elegante. Me encanta.
- Apuesto que no tienes tiempo para ti.
- Está bien. Tengo mi propia vida. Mis cosas. Tengo las prácticas de coro.
- La persona con la que estás ahora, ¿qué tiene de malo?
- Yo... se supone que no debo contar detalles.
- ¿Pero tienes una buena relación? ¿Te llevas bien con ellos?
- Si, realmente bien. Ahora estoy con una dama encantadora. Somos buenas amigas. Es una de las cosas que me encantan del trabajo. Te descubres construyendo rápidamente relaciones tan significativas y, sabes, a menudo estás ahí en un momento muy importante en la vida de la gente.
- Sí.
- Aunque eso a veces dificulta las cosas al final.
- ¿Cuándo tienes que irte?
- No, cuando mueren.- ¿Un cigarro? ¿Cómo va el trabajo? ¿No estás con un paciente en este momento? Me sentí mal por como reaccioné la última vez que te vi. Estoy segura de que estás haciendo un gran trabajo. Siempre lo has hecho. Y sé que te exiges mucho. Lo que pasó antes, no fue tu culpa. Eso lo sé. Tú también lo sabes, ¿no? ¿Qué pasa, Katie? Vamos, ¡cuéntamelo! Mira, sé que ya es tarde, pero quería decírtelo. Deberíamos haber estado ahí antes de que pasara. Sabíamos que tenías problemas desde hacía tiempo... sé que parece que cada uno está en su burbuja. Pero contarlo ayuda.
- Que Dios te bendiga y te guarde, Joy.
- ¿Qué?
- Gracias por venir pero no te preocupes. Tienes razón. Antes estaba algo perdida pero he cambiado y pronto todos lo verán.
- ¡Bien! Eso es bueno.
- Gracias, Joy. Gracias por venir. Está bien.
- ¿Seguro que estás bien?- Lo siento mucho. No fui amable contigo. Me hiciste pensar en cosas que no quería.
- Está bien.
- No.
- Así es, Amanda. El Señor perdona lo que se dice con ira. Conoce tu corazón.
- El Señor.
- Sí, Dios. Dios me envío hasta ti. Él lo perdona todo. Sólo tienes que pedirlo. Padre celestial...
- No, no.
- Bendícela en su dolor.
- No, nada de esas tonterías.
- ¿Amanda?
- Debes de ser la chica más solitaria que he visto nunca.
- Estoy aquí, Amanda. No estoy sola. Y tú tampoco.
- No. Supéralo ya, cariño. Él no es real. Tienes que saberlo.
- No. Lo sentiste también, ¿recuerdas? Las dos lo hicimos.
- No, cariño. No lo sentí. Eso no es verdad. No tienes ni idea lo triste que es morirse. Siento ser la que te lo diga, pero aquí sólo estamos tú y yo. Nada de lo que hagas importa.Responsabilízate de tus acciones. Has vuelto aquí porque estás sola. Si fueras creyente, Él te bastaría. Pero está claro que eres tan débil como tu fe.
- ¡Deténganla!
- ¡Oye, cariño!
- ¡Dios Mío!
- ¡No lo hagas!