Frases de la película Ida
- Su nombre es Wanda Gruz. Es tu tía. Le escribimos muchas veces pidiéndole que te lleve. Pero ella nunca lo hizo.
- ¿Quizás nunca recibió las cartas? Las recibió. Porque finalmente respondió que no podía venir. Deberías conocerla antes de tomar tus votos. Es tu único familiar vivo.
- ¿Tengo que hacerlo, madre?
- Sí, Anna. Irás a verla y te quedaras ahí el tiempo que sea necesario.- ¿Qué te contaron sobre mí?
- Que es mi tía.
- ¿Eso es todo? ¿No te dijeron quién soy? ¿Qué hago?
- No. ¿Por qué no fue a buscarme al orfanato?
- No pude. No quería. No habrías sido feliz conmigo.- Así que eres una monja judía.
- ¿Quién?
- Tú eres judía. ¿Nunca te lo dijeron? Tu verdadero nombre es Ida Lebenstein. Eres la hija de Haim Lebenstein y Rózy Herc.Róza tenía alma de artista. Adoraba las aventuras. Éramos muy diferentes. Siempre estaba haciendo algo, con trozos de tela o vidrio. Una vez hizo una vidriera policromada. La puso en el granero para tener contentas a las vacas.
- Mañana me voy a Piaski. Quiero visitar sus tumbas.
- No tienen tumbas. Ni ellos, ni ningún otro judío.
- Nadie sabe dónde están los cuerpos. Puede que en el bosque o en el lago.
- Preguntaré por ahí.
- ¿Y si vas allí y descubres que no hay ningún Dios?
- Dios está en todas partes, lo sé.- Tienes un bonito hoyuelo. Tres, cuando sonríes. A los hombres los vuelve locos. ¿Tienes a veces pensamientos impuros?
- Sí.
- ¿Sobre el amor carnal?
- No.
- Es una pena. Deberías probar... de otra forma, ¿qué clase de sacrificio son esos votos tuyos?- ¿Quién eres?
- Hoy por hoy, nadie. Pero en el pasado fui fiscal. Importantes juicios públicos. Incluso envié a muerte a varias personas.
- ¿Quiénes?
- Enemigos del pueblo. Fue a principios de los '50. Wanda, la Roja, esa soy yo. Ya quedó en el pasado.- ¿Cuál quieres?
- Ninguno.
- Vamos, no dejarás de ser monja. Tu Jesús no se escondió en una cueva con libros sino que salió al mundo.
- No iré a ningún lado.
- ¿Qué?
- No iré a ningún lado.
- De acuerdo, me divertiré sola. Así es la vida.
- Creí que estábamos aquí por mis padres.
- Así es. Quería mucho a Róza. Son tan parecidas. No dejaré que desperdicies tu vida. Claro. Soy una puta y tú eres santita. Tu Jesús adora a gente como yo.- ¿Me recuerda? Conoció a los Lebenstein durante la guerra. Nos gustaría saber dónde los enterraron. Soy su hija.
- Róza.
- Soy Ida.
- Eran buena gente.
- Los escondí en la arboleda. Los alimenté.
- Y luego los mató. ¿Estaba muy asustado?
- ¿Quién?
- El niño. ¿Cómo lo hizo? ¿Con un hacha?
- Lo dejé con Róza y fui a pelear por Dios sabe qué. Apenas lo conocía.
- Alabado sea Dios.
- Dejen a mi padre, déjenlo morir en paz. De todos modos, nadie puede probar nada. Lo que sucedió, sucedió.
- ¿Qué quiere?
- Renuncie a los derechos de la casa, y le mostraré dónde están enterrados y nos dejan en paz. ¿Hecho?
- Sí.- ¿Vas a volver a la institución?
- ¿Te refieres al convento? Sí.
- ¿Por mucho tiempo?
- Para siempre. Tomaré los votos la semana que viene.- ¿Y yo? ¿Por qué no estoy aquí?
- Eras pequeñita... nadie sabía que eras judía.
- Te llevé con el sacerdote y te dejé allí. El niño era moreno y estaba circunciso.- ¿En qué estás pensando?
- No estoy pensando.
- Nos estamos yendo a Gdansk a tocar en algunos bares. ¿Quieres venir? ¿Ya has estado en la costa?
- No he estado en ninguna parte.
- Pues entonces ven podrás escucharnos, caminaremos en la playa.
- ¿Y luego?
- Luego compraremos un perro nos casaremos, tendremos hijos compraremos una casa.
- ¿Y luego?
- El fastidio de siempre. La vida.