Frases de la película El perfume: la historia de un asesino
"El efímero reino de los olores."
Así, el primer sonido que salió de los labios de Grenouille, envió a su madre a la horca y a Jean Baptiste por orden oficial, al orfanato de Madame Gaillard.
A los cinco años, Jean Baptiste no hablaba. Pero había nacido con un talento que lo hacía único entre la humanidad.
No es que los otros niños lo odiaran, pero se sentían nerviosos con él.
El objetivo era poseer todo lo que ofrecía el mundo, en cuanto a olores. Su única condición era, que fueran nuevos.
El intoxicante poder del olor de la niña, le indicó de pronto por qué se había aferrado en la vida con tal tenacidad.
El significado de su miserable existencia, tenía un destino mucho mayor. Aprendería a preservar el olor para nunca más volver a perder tan sublime belleza.
La inspiración requiere de paz y tranquilidad.
Mi nariz reconoce todos los olores del mundo. Necesito aprender los nombres. Aprenderlos todos.
Se necesita el talento de un verdadero profesionista, para detectar la fórmula exacta. Cuáles notas, cuáles acordes, las medidas precisas.
El talento es casi nada, mientras que la experiencia adquirida con humildad y trabajo duro lo es todo.
Tu fracaso también será una oportunidad para ti de aprender la virtud de la humildad.
Como un acorde musical, todo perfume contiene cuatro esencias o notas, seleccionadas con cuidado para su afinidad armónica.
Todo perfume contiene tres acordes. La cabeza, el corazón y la base. Se requiere de doce notas. El acorde de la cabeza contiene la primera impresión que dura unos cuantos minutos, antes de ceder al corazón, el tema del perfume que dura varias horas. Por último, el acorde es la base de la huella del perfume, que dura varios días.
Los antiguos egipcios creían que sólo puede crearse un perfume verdaderamente original, agregando una nota extra, una esencia final que superará y dominará a los demás.
Dice la leyenda que se encontró una ánfora en la tumba de un faraón y que cuando la abrieron salió un perfume. Después de tantos miles de años un perfume de una belleza tan sutil, y aún así, tan poderoso que, por un instante cada persona de la Tierra, creyó estar en el paraíso. Se identificaron 12 esencias, pero la número trece, la vital, nunca pudo determinarse.
Debo aprender a capturar el aroma y reproducirlo para siempre.
"El alma de los seres, es su aroma."
Imagínate, Jean-Baptiste diez mil rosas para producir una sola onza de aceite esencial. Debemos llevarlas a la muerte con el aroma intacto.
Grasse. ¡Qué pueblo! La Roma de los aromas. La tierra prometida del perfume.
Ningún hombre puede considerarse perfumista a menos que haya probado su valor en ese lugar, sagrado.
El alma misma de la rosa.
¡No puedes destilar el aroma de un gato, ni puedes destilar tu aroma o el mío!
A cada paso que daba Grenouille, más feliz se sentía. El aire era cada vez más claro, más puro, más limpio y por fin pudo respirar con libertad.
Su nariz lo llevaba más arriba, más allá de la humanidad, hacia el polo magnético de la mayor soledad posible.
Había miles de aromas en su ropa. Olor a arena, piedra, musgo. Aún el de la salchicha que había comido semanas antes. Solo faltaba un olor, el suyo.
Por primera vez en su vida, Grenouille se dio cuenta de que no tenía un olor propio. Se dio cuenta de que siempre había sido nadie para todos. Lo que ahora sentía, era el temer su propio olvido. Era como si no existiera.
Siempre es más divertido hacerlo con alguien.
El arte de la extracción, es permitir que las flores mueran lentamente. En sus sueños, por decirlo. Manéjenlas como si se tratase de una dama.
Asegúrate de perder tu tiempo, no el nuestro.
Estás creando un perfume, ¿eh?, vamos, admítelo. Estás excitándote, ¿no es así?
El toque de queda es necesario, pero hay que atrapar al hombre.
Sea lo que sea. Me temo que no dejará de matar, hasta haber completado su colección.
Ese hombre en un demonio. Un fantasma que no puede ser derrotado con medios humanos.
Esto no es cuestión de fe. Se trata de un asesino y debemos atraparlo usando la inteligencia que nos otorgó Dios.
Asesino de almas.
Dios, con tu piadoso espíritu, que caigan rayos sobre su cabeza y que el demonio haga sopa con sus huesos. Amén.
Este hombre es inocente.
¡No es un hombre! ¡Es un ángel!
Poseía un poder más grande que el del dinero, el terror, la muerte. El invencible poder de regir el amor de la humanidad.
Sólo había una cosa que el perfume no podía hacer. No podía convertirlo en un persona capaz de amar, y ser amado como cualquiera. Al demonio con eso, pensó. Al demonio con el mundo, con el perfume, con él.