Frases de la película Como agua para chocolate
Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es simplemente el hecho de llorar, sino que a veces uno empieza y ya no puede parar.
Tita fue literalmente empujada a este mundo por un torrente impresionante de lágrimas, que se desbordaron sobre la mesa y el piso de la cocina.
Tita nunca se casará. Por ser la más pequeña de mis hijas está destinada a cuidarme hasta que yo muera.
Cuando Tita sintió sobre sus hombros la ardiente mirada de Pedro, comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo.
Era tan real la sensación de calor que le invadía, que ante el temor de que como un buñuelo le empezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo, el vientre, el corazón, los senos. Bajó la mirada y trató de huir.
El amor no se piensa, se siente o no se siente.
Yo soy un hombre de pocas pero muy firmes palabras.
Si a usted le negaran de una manera tan rotunda el casarse con la mujer que ama y la única salida que le dejaran para estar cerca de ella fuera el casarse con su hermana ¿Usted no tomaría la misma decisión que yo?
Las penas con pan son menos.
Sólo las ollas saben los hervores de su caldo.
El llanto fue síntoma de una intoxicación extraña.
Al ver sus manos libres de las órdenes de su madre, tita no sabía qué pedirle que hicieran. Podían hacer cualquier cosa o convertirse en cualquier cosa.
Los caldos pueden curar cualquier enfermedad física o mental.
Tita estaba tan enojada que deseó con toda su alma que su hermana nunca hubiera dejado escapar esas repugnantes, malolientes, indecentes y repelentes palabras.