Frases de la película Ahí está el detalle
- Todavía no puedes entrar.
- Que no puedo entrar y ya estoy aquí adentro.
- Salte por lo que más quieras.
- Pero si lo que más quiero eres tú y el pollo mi vida. ¿Cómo me voy a salir? que se salga el pollo conmigo, sobres.Mira no estés jugando y apunta pa otro lado que estas armas las carga el diablo y al diablo con el que está adelante.
Mira Pacita como eres, que no te fijas en el detalle mira mi pulso tiembla porque mi estómago está vacío.
Primero la pistola y después la cena.
Nada nos cuesta cuestión de perder un momentito.
¿Pa qué pa qué te pones así hombre? Ya sabes así no hay peligro, muerta la hidrofobia se acabó el perro. No, creo que es al revés muerto el perro se acabó la hidrofobia.
No sigas llorando porque me traicionas el alma.
De manera que uno viene aquí inocente y hambriento y en lugar de cena le sacan al perro y luego agarran al perro le agarran la pata a la vaca y luego nomás uno mata y por eso, entonces asesino nomás por eso.
- Me repugna lo que has hecho.
- Y tú crees que a mi también no me repugna. Tan buen perrito policía y luego ese era el único policía con quien yo había tenido buenas relaciones.
- Ignorante ni tan siquiera sabes de perros.
- Ah no, tú sabes más.
- Claro que sí
- Si luego luego a subajar a uno. ¿Qué sabes tú de perros?
- ¿A poco el Boby era policía?
- Ah no entonces ¿Qué era?
- Era un Fox Terrier.
- ¿Era qué?
- Fox Terier.
-Sería fostriote, pero también era policía pos si se ve luego luego.
- Si de policía no se le veía nada.
- Ah pos como se le iba a ver si era de la reservada.A los vagos cuesta mucho trabajo encontrarlos.
Boby se fue por el mal camino. Se ha dedicado a hacer estafas. En el Ampa lo conocen como el Fox Terrier por lo mucho que muerde al estafar.
Un detallito así hace la desgracia o la felicidad.
- Sinvergüenza no sé por qué te tengo tanta ley, lo que menos te importa aquí soy yo, en cuanto entras sólo piensas en comer.
- No, no nomás en eso.
- No también piensas en beber. En todo lo que sea tragar.
- Pero nomás por el momento Pacita y los momentos pasan y luego los minutos también y hasta los segundos. Luego de segundo a segundo agarra uno el segundo aigre y luego tú tan chula que eres Pacita y uno tan enamorado.
- Y una tan estúpida. ¿Qué harías sin mí?
- Pos morirme de tristeza.
- Más bien de hambre.
- Bueno pos de las dos cosas total.- Parece mentira los meses vuelan y no podemos casarnos nomás porque tú no trabajas.
- Pero ya cambió la cosa porque ya me mandaron hablar de una oficina.
- ¿Para trabajar?
- No, que una máquina de escribir que se perdió.
- ¿Y qué?
- Ya se aclaró
- ¿Te la encontraron a ti?
- No, si la vendí luego luego.- No tienes remedio. No has de trabajar nunca.
- ¿Y pa qué trabajo?
- ¿Cómo para qué? Para casarnos.
- Ah ¿y a poco que pa casarnos trabaje yo?
- ¿Y si tú no trabajas de qué comemos?
- ¿Ah y luego Don Cayetano?
- Descarado.
- No ofendas. Mira, tú sigues aquí, yo allá, luego en la noche vengo acá y tú me esperas aquí, dormimos allá y la mitad de lo que tu ganes pa acá.No hay nada más noble ni que dignifique más al hombre ni que sea mejor que el trabajo.
Mira, nomás te voy decir una cosa, ¿trabajan los ricos? A que no, entonces si el trabajo fuera bueno ya lo tendrían acaparado los ricos y entonces nomás ellos trabajarían.
- Nunca, nunca, nunca.
- ¿Ya vas a cantar?
- Déjame acabar. De veras nunca, pero de veras nunca has sentido ganas de trabajar?
- No eso si ya cambia, no sentido sí hombre como no, pero para eso soy hombre.
- ¿Verdad?
- Seguro pa aguantarmela como los machos.
- No tienes remedio.
- No y por último, yo no puedo ¿sabes por qué? Porque mis creencías religiosas me lo prohiben.
- ¿Tus creencías?
- Seguro, ¿A poco no has leído la Biblia?
- No.
- Pos ni yo tampoco, pero ahí hay una cláusula en que dice, creo que es la cláusula de exclusión, que mira, fíjate te voy a contar, aquí está el edén, pero no el cielo, el edén del más allá del infinito de la gloria de lo inconocible, entonces Adán acá en el edén, cuando la serpiente que llegó que ya estaba allí, entonces la manzana y conforme los tres que se dieron cuenta entonces fue cuando dios se enojó y dijo no, a mi, esas cosas no me gustan, entonces, mandó al ángel de las llamotas que los corriera ¿y qué crees que dijo dios?
- ¿Qué les dijo dios?
- Dios les dijo adiós, pero al decirles adiós, les dijo a los dos: comerán el pan con el sudor de su frente.
- Muy bien dicho.
- ¿Qué bien dicho? y entonces ahí está el detalle del trabajo, todos los que son tontos comen pan con sudor que a parte de ser molesto es una cochinada ¿dónde está la higiene? Por eso yo no trabajo, mientras se sude no trabajaré nunca.- Suéltame estás borracho, has bebido demasiado.
- Pero no tanto como ahorita que voy a elevar el dulce jarabe de tu pico.Desde que me hiciste asesino me han entrado unas ganas de matarte.
- Yo sólo fumo puros.
- Ay qué elegante.
- Ay qué gracioso.- Conteste pronto.
- No puedo, pos todavía no me pregunta usté nada.- Bueno, entonces usted a qué vino aquí.
- Si yo no vine señor.
- Entonces ¿cómo se encuentra aquí?
- Yo no me encuentro si a mí me encontró él.¿Adulterio dice usted? Pos búsquelo allá en la cocina, ahí nomás entra usted a la izquierda y sale al refriegerador, luego adentro está la leche y yo conozco al cuate que la trae y la leche es adúltera.
Se ve enseguida que la vida lo ha castigado mucho.
Pos si es lo que yo siempre he dicho, suave la armonía, abrázame chiquita.
- Paz ¿Qué haces aquí?
- Muy bien preguntado ¿Qué hace usted aquí?
- ¿Yo? Nada señor.
- ¿Nada? Pues vete a hacerlo a la cocina.Hay tiempo para todo.
Ésta comportabilidiad no la hallo en ningún lado.
- ¿Qué clase de mujer cree que soy?
- La clase que me recetó el doctor.¿Pos qué traes tú chata?
- ¿Qué no te da pena estar así todo el día?
- No, me da sueño.Porque lo ven a uno así abusan.
- ¿Usted es la esposa de Cayetano verdad?
- Sí ¿y usted?
- No, yo no.- Yo sé lo que te digo manito.
- Pero yo no.¿Y usted qué dijo? Ya se quedó, lo agarro dormido y luego se siente usted sonámbula y sobre el muerto, no chiquita, mejor me quedo allá afuera.
A los hijos hay que tratarlos con mano dura, apriétales.
- Ay Leonardo qué emoción, como que me he pasado la vida soñando que me casaba en traje blanco.
- ¿Y no se enfermó?
- ¿De qué?
- De tanta pesadilla.- Excúseme usted.
- Es usted excusado.Lo que yo decía señor juez ahí está el detalle. Como yo dije que casualidad, por un perro que a lo mejor era gato y este lo traiba, y hora de que no que si y a lo mejor, ora ya llegó pos total yo creo ¿no?
- Yo soy gente decente y usted es un criminal.
- Mire cállese la boca y no blasfeme porque si fuera criminal no hubiera salido absceso.
- Absuelto.
- Pues cada quien sale como puede.